sábado, enero 9

nocturne no. 2 in e flat mayor op. 9



el edificio era viejo, las escaleras obscuras, rechinaban cuando los dos subían por los escalones de madera, el pasillo del tercer piso estaba iluminado solamente por un foco amarillento de muy poco voltaje, la puerta de su apartamento era de madera, estaba pintada de amarillo, fue la primera vez que estaba en su casa, mientras subían el no sabía que iba a pasar, sonreía pero también tenía miedo. 

abrió la puerta y su departamento era obscuro, una lámpara en la esquina, medio iluminaba la sala, dos sillones diferentes uno del otro, una mesita con un florero vacío y pegado a la pared del fondo, entre libros y revistas, un piano negro; no había comedor, arriba de la barra, una secuencia de luces tenues y cálidas.

mientras ella buscaba el sacacorchos, hablándole desde la cocina, él respondía con un cigarro en la mano y viendo su librero: diderot, camus, goethe, pushkin, cortazar, bloom, garcía márquez, mann, pasaron bajo su índice, seguía sonriendo...

no se sentaron en los sillones, tomaron dos cojines y estuvieron en el suelo platicando, la botella de vino estaba entre los dos junto al cenicero, los dos fumaban del mismo cigarro, mientras ella hablaba, él le tomaba la rodilla y la veía fijamente a los ojos.  

cuando él le platicaba de barcelona se levantó y empezó a actuar la historia, ella se reía con él. se quedó de pie un rato mas, lo siguiente que hizo fue ir al piano, levantó la cubierta, y esbozó unos acordes del nocturno no. 2 de chopin, se detuvo cuando sintió que ella estaba detrás de el, ella continuó donde el se detuvo, estuvieron sentados los dos tocando el piano, conversando con la música, ellos no hablaron, su aliento sabía a vino a tabaco y a ese olor que solamente se saborea la primera vez que se besa a alguien...

no pasó nada mas, se separaron un poco y sonrieron, la música había dejado de sonar algunos minutos antes, ella le dijo algo que nunca entendió y no se atrevió a preguntar qué había dicho, no respondió y si lo hizo, fue sin sonido, sólo movió los labios, ella una vez mas sonrió y se acercó por otro beso.

tres horas después bajó por las escaleras, seguía sonriendo, ya no tenía miedo y el edificio ya no se le hizo tan obscuro, el frío de la madrugada le corto los pómulos al salir a la calle, sacó el ultimo cigarro de la cigarrera y empezó a caminar...

1 comentario:

mariana m* dijo...

Para dedicarse a la actuación, escribe muy bien. Le deseo un buen año. Buenísimo.