martes, noviembre 17

postal card

se despertó por el pie frío de ella tocando su pantorrilla, eran casi las seis de la mañana y en sueños ella se movía, se levantó, fue a la cocina por un vaso de agua, hacía calor y sus pies estaban fríos, a oscuras pasó por la sala, el balcón estaba abierto y entraba el viento, aun era de noche, se iluminaba la sala por el alumbrado público, encontró la cajetilla de cigarros en sus pantalones dejados ahí, ella se los quitó cuando llegaron de dar una vuelta nocturna por parque méxico y fumar un poco de marihuana; fumando desnudo en la oscuridad se dio cuenta que estaba viviendo la época más feliz de su vida, su carrera estaba dándole muy buenos resultados, los primeros números de la revista que había empezado como hobbie con su mejor amigo estaba teniendo éxito en la cultura underground y sobre todas las cosas: en el cuarto donde había pasado mas de una noche que distintas y diversas mujeres, estaba dormida la única con la que podía tener la certeza de que la amaba, se rió en la oscuridad.

de una de las maletas que había llevado ella con sus cosas, sacó una foto que él le tomó hacía un par de meses, en la foto solo estaba ella, de espaldas, con una camiseta blanca y bragas negras, sentada en una silla de madera, el caribe se veía al fondo, estaba en la terraza del piso de su mejor amiga, en playa del carmen, habían estado ellos dos solos durante una semana y media. la colgó en donde antes tenía una reproducción de las meninas de picasso. fue el primer cuadro que puso en su piso cuando llegó, y ahora ésta foto era la primera en ser colgada.

se puso sus pantalones, el cielo tenía miles de colores, amarillos, rosas, naranjas, rojos, azules. puso a miles davis a un volumen muy bajo en el estéreo, fue a la cocina a poner la tetera, ella no tardaría en despertar, cortó un poco de pan, picó melón y mango e hizo unos waffles. se metió a darse una ducha, cuando estaba debajo del agua caliente, ella entró a la regadera a darle un beso. desayunaron y le enseñó la foto colgada en la sala, ella no dijo nada, sonrió y le dio un beso, no se separaron en un buen rato. a medio día metieron sus cosas al coche, el camino al aeropuerto fue silencioso, interrumpido por frases que no esperaban respuesta.

cuando llegaron al aeropuerto, ella compró un par de revistas, él solo la veía, le dijo por primera vez: no te vayas, lo dijo tan quedo que ella no lo escuchó, pero lo adivinó por sus labios y sus ojos; subieron por un café y sentados en silencio, tomados de la mano, el le volvió a decir: no te vayas; ella respondió con su dedo índice en sus labios. la tercera vez que el se lo dijo fue en las escaleras eléctricas, bajando, se acercó a su oído y habló claramente entre sus cabellos, tuvo por respuesta un sencillo: sólo será poco tiempo.

al momento en que la llamaron por las bocinas del aeropuerto, el ya sabía que nunca mas la volvería a ver. la besó profundamente, la vida se le fue en esos labios rosados, no repitió mas su petición, ella con lágrimas en los ojos, le sonrió y se dio media vuelta. 

una semana después, recibió una postal de biarritz, anunciándole que todo estaba bien y que lo extrañaba como nunca a nadie había hecho. fue la ultima nota que recibió de ella, la postal está ahora pegada en el pasillo que lleva a su cuarto. cada noche el imagina que la lleva a su cuarto.