de regreso a la obscuridad en el día, las luminarias en las tablas estaban cuando llegué y fue como si así se hubiesen quedado, mi cuerpo recordando el lugar, acostumbrándose a la obscuridad, a los pasillos detrás del escenario, a los escondites y puertas que te llevan al patio, a la cabina de luces y esas escaleras al fondo, a los camerinos; disfruté la función, tenía meses extrañando pisar un escenario para dar función, relajación, nervio, sangre corriendo rápidamente por el cuerpo, calor en las mejillas... mierda, mierda mierda!!!! tercera llamada.
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