miércoles, octubre 1

deshechando pesares

ayer ya no quería hacer nada, quería quedarme en cama, dormir hasta el lunes, estaba triste, melancólico, cansado, solo y pensativo, así pasó mi noche.
hoy desperté con saludos de mi familia, me llenó de energía y decidí dejar atrás toda la mierda de anoche, desayune café, pan dulce y compre mi boleto para siena.
viajar en tren me gusta, es una idea romántica y común, pero tiene su encanto, un amigo me dijo en madrid que la lentitud es la llave de la felicidad, sobre todo si uno viaja en tren, tienes tiempo de ver los campos, las montañas y las interminables vías.
llegue a siena al medio día, después de entender un poema de cesárea tinajero, empecé a caminar por las calles, callejones y castillos medievales, los pisos de las iglesias me sorprenden a veces mas que los frescos, los rocetones... ese espacio por donde todos pasan y no se dan el tiempo de mirar abajo, las grandes obras que hay ahí, en silencio, a la sombra de los famosos, ellos saben su soberbia y sostienen a los grandes.
comí al atardecer en piazza il campo, de forma de media luna, con un palazzo marron frente a ella, las sombras poco a poco se comían el campanario junto con su reloj, la cerveza se esfumo con el día.
camine un poco mas por sus calles, entrando a tiendas, intentando reconocer el olor de esa ciudad, no lo pude definir, húmedo, frió, tierra, viento, reliquias religiosas y tiempo.
tome el tren de regreso a florencia, me adentre otra vez en la búsqueda de tinajero, a las historias de barcelona, de paris, de la ciudad de mexico, la esfera se rompio cuando al voltear por la ventana vi otro paisaje, no mexico, no paris, ni barcelona y en vez de espantarme, lo asumí y disfrute mi caminata por el centro de florencia hacia mi casa temporal.
la soledad la estoy asumiendo después de varias semanas de viajar, ya la puedo disfrutar. puedo hacerlo porque se que te veré en cinco días, iremos a cenar y volveremos a hacer el amor.

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