La regadera está abierta
y veo tu silueta a través de la cortina blanca, tu no me ves y yo estoy en la
puerta del baño con la toalla alrededor de mi cadera, el vapor empieza a
invadir el baño, el olor a jabón, humedad y calor. Hago garabatos en el espejo.
Abro la cortina y te veo bajo el agua, de espaldas, indefensa; el cabello
pegado a tu cabeza, a tu cara, a tu espalda, a tus tetas. Giras la cabeza y
sonríes.
-Te estaba esperando.
Entro al agua, me da de
lleno en la cara y ya no escucho nada, cierro los ojos. Lloro, las lágrimas se
confunden con las gotas. El agua está fría, sin entender abro los ojos y estoy
en otro baño, no hay cortina blanca, ni dibujos en el espejo, solo una toalla
blanca sobre la caja del baño.
Por más que me concentro
no logro tener un recuerdo de tu cara completa, de tu cuerpo junto al mío, de
tu boca recorriendo mi cuerpo.